Desatascos: consejos para la utilización de la sosa cáustica

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4 de febrero de 2020

El personal que se especializa en redes de agua, llega a conocer todas las características de las instalaciones... y facilita información a los propios usuarios para que puedan encargarse de ciertos trabajos. Estos trabajos deberán ser para solucionar incidencias muy leves, producto de atascos de poca entidad. Los no profesionales no deben ir más allá de sus límites e intervenir con obras o desinstalaciones. Los desatascos caseros se darán, por ejemplo, mediante consejos para la utilización de sosa cáustica, pues este producto se encuentra entre los más indicados para desatascar. Sin embargo, es imprescindible que se guarden ciertos protocolos y normas durante su utilización.

Un químico abrasivo ha de ser manejado con tiento, por eso para manipular sosa cáustica el usuario se protegerá mediante guantes de consistencia, con ropa gruesa y cualquier complemento que evite salpicaduras en piernas, en torso, brazos, hombros... Las salpicaduras resultan ser uno de los principales problemas de este método, pero estas se verán minimizadas o desaparecerán si como veremos más adelante se toman las medidas oportunas.

Tras comprobar nuestra protección, se echará en el sumidero vacío y seco, una medida muy moderada de sosa cáustica, aproximadamente una tacita pequeña. Hay que indicar que no por verter más producto obtendremos mejores resultados sino que, contrariamente, deterioraremos las instalaciones de agua sin desatascar mejor. Tras dejar caer la sosa, llegará el momento de echar un vaso o un par llenos de agua muy caliente. El material deberá ser apropiado para aguantar altas temperaturas. También puede medirse en una cazuela pequeña y echarse directamente de ella. Lo importante es no levantar la sosa ni propiciar salpicaduras. Si se echa el agua con lentitud, todo peligro desaparecerá.

La asociación que se da entre la sosa y el agua caliente, es óptima para los fines perseguidos: la disolución progresiva de las incrustaciones de restos orgánicos que provocan hedores y posibles inundaciones.